Desde pequeño tuvo una sensibilidad distinta a la de sus hermanos Claudio y Gabriel, también músicos, quienes tenían un carácter más contemplativo y racionalista. Esto lo llevó a simpatizar con la bohemia porteña de Valparaíso, y a huir de su casa a la edad de 15 años, con la idea de recorrer el continente. Las variadas circunstancias de la vida lo obligaron a llegar solo hasta Tocopilla.1
Con la creación del grupo, Eduardo asume la tarea de ser pianista, aunque después comienza a ejecutar el órgano. De hecho, es su órgano eléctrico el que Los Jaivas deben vender para reunir el dinero para poder pagar su primera grabación profesional: El Volantín, de 1971.
Eduardo es el poeta y escritor del grupo Los Jaivas. Su actividad creativa como literato lo ha llevado a publicar algunos libros, como los poemarios: La Puerta Giratoria(1968),»Pequeño contratiempo justo a final de siglo» en 1980, Cuentos de Paciencia-Ficción (l981), Mamalluca (1999), Ruego por ti, Valparaíso (2004), «La isla de la dulzura» (2007) y «Santiago» (2013). 2 Además, forma parte del grupo de jóvenes intelectuales que da vida a la actividad cultural de Valparaíso y Viña del Mar en los primeros años de la década de 1970. Con ellos; poetas y escritores, tales como Juan Luis Martínez, Tito Valenzuela, Sergio Badilla Castillo, Juan Cameron, Fernando Rodríguez y Eduardo Embry, pintores, entre ellos, Freddy Flores Knistoff, Jorge Osorio Tejeda, Marco Antonio Hughes, Francisco Rivera Scott, Hugo Rivera Scott y músicos y artistas; Eduardo protagoniza largas jornadas de debates culturales y va conformando la base de su creación lírica.1
Aunque el crédito Los Jaivas aparece bajo casi todas ellas, Eduardo es el integrante del grupo que ha aportado la mayor cantidad de letras a la banda. Su verso, cercano a la naturaleza y a la Madre Tierra tanto como a los sentimientos más puros del ser humano, se adapta perfectamente a la creación musical del resto del grupo.
En lo musical, Eduardo es el encargado de entregar, con sus sintetizadores, la atmósfera y los adornos musicales a los temas, a través de característicos e intrincados solos de inusitada belleza y fuerza, como los que aparecen en «Sube A Nacer Conmigo Hermano« de Alturas de Machu Picchu (1981); «Guajira Cósmica» de El Indio (1975); «Canción del Sur«, del disco homónimo de 1977, casi todo el disco Obras de Violeta Parra; la «Milonga Carcelaria» de Arrebol (2001) y muchas otras. Asimismo, es el único Jaiva además de Gato en cantar la voz solista de una canción completa: se trata de «El Residente Nacional», de Arrebol, que aprovecha su característica voz baja para desarrollar un tema irónico y chispeante, a la vez que suave y sereno.
Después de 2003, con la muerte de su compañero de banda y amigo Gato Alquinta, su primera reacción fue de no querer volver a los escenarios; sin embargo, rectifican y junto a los hijos de Gato, logran resucitar al grupo y lo mantienen en actividad constante hasta la actualidad.3
Durante 2009, anuncia su retiro de los escenarios, producto de las consecuencias de la poliomielitis, que lo afecta desde niño, y que lo ha acompañado durante años. El músico continúa su residencia en París, junto con su familia, y prepara nuevos libros de poesía, ya alejado del ajetreo de las giras con Los Jaivas.4
"había un señor que tenía mucha plata y se la robaron."
"considerando que una vez salté hacia las estrellas y habiendo mantenido firme durante mi juventud aquella predisposición galáctica, es sorprendente que a estas alturas deba regresar a casa como el hijo pródigo. es absurdo haber explorado durante años aquellos oscuros universos de pánico para retornar, después, manso como un cordero a esta tierra verde. ¿qué anduve haciendo todo este tiempo? ¡de qué me sirvieron las andanzas si podría haber comenzado por aprender a cultivar la tierra!"
"Los ángeles beberán on the rocks con tus nieves eternas, con tus glaciales en extinción. Ya nada verán los ángeles más abajo, sólo miserables copetes amarillentos, aceitosos, cargados de monóxido de carbono..."
"la serpiente, ya canosa, acostada en la cama junto al niño, con un par de gruesos anteojos leía el inolvidable cuento de adán y eva."
"había un chancho que se disfrazó de hombre, y una chancha que se disfrazó de mujer. y vivieron felices por el resto de sus días. pero nacieron chanchitos y chanchitas que jubilosos se revolcaron en el barro; entonces nunca, nunca más se volvieron a disfrazar."
"¡Ay, Santiago! No me hagas ilusionar más. Cómete tu choclo, haz humitas en olla. ¡Cómete tu choclo y no dejes ni la coronta!, Santiago hermoso, frondoso, veleidoso, asqueroso."